El origen de nuestro nombre. PERFUMARE. El perfume (proveniente del latín per, “por” y fumare, “a través del humo”) hacía referencia, en tiempos muy antiguos, a la sustancia aromática que desprendía un humo fragante al ser quemada. Los romanos no utilizaron la palabra perfume y según demuestra el filólogo Joan Corominas, ésta aparece por primera vez en lengua catalana en la obra “Lo Somni” de Bernat Metge y a partir de 1528 en la literatura francesa. En la actualidad, la palabra «perfume» se refiere al líquido aromático que usa una persona, para desprender un olor agradable.

“Tipos de Perfume”

Existen diferentes tipos de perfumes, según su intensidad aromática:

Perfume: la forma más concentrada, entre el 15-45% de esencia aromática.
Eau de Perfume (EdP): concentración del ~15%.
Agua de baño, más conocida como Eau de Toilette (EdT): concentración del 7-15% (~10%).
Agua de colonia, Eau de Cologne (EdC): la misma concentración que el anterior pero con aromas cítricos predominantemente: sólo un 3-6% (~5%) de concentrados. Original Eau de Cologne es una denominación registrada como la marca de perfume.
Splash perfumes (EdS): ~1% de concentrados. EdS es una denominación registrada como la marca de perfume.
Al aplicarse el perfume sobre la piel, el calor del cuerpo evapora el disolvente, permaneciendo las sustancias aromáticas, que se disipan gradualmente durante varias horas.

El arte de la elaboración de perfumes

La historia cuenta que Alejandro Magno era muy aficionado a utilizar perfumes, capaz de perfumar cualquier habitación con solo el aroma de su cuerpo. En la Edad Media se fabricaron ungüentos con sustancias aromáticas, musgo incluido y después de un período de utilizar animales. En los siglos XVIII y XIX se volvió al agua de flores. El perfume está tan presente en la historia humana como cualquier héroe o leyenda.

La ruta del perfume

Los aromas de la naturaleza han acompañado al ser humano siempre: las flores, el mar, los árboles… Ramón Planas y Buera del Museo del Perfume de Barcelona sostiene que todo comenzó en la prehistoria, el día que el hombre primitivo encendió una hoguera para calentarse o para alejar las fieras que pudieran acecharle y, por pura casualidad, encendió algunas ramas o resinas de un árbol y éstas comenzaron a desprender un olor agradable, un olor inédito que nunca antes había sentido nadie. “Quizás el hecho de encontrarla tan agradable y de que el humo se elevase directamente hacia el cielo, les hizo pensar en utilizarlo como ofrenda a las divinidades o a las fuerzas sobrenaturales que lo habitaban y que desde allí arriba regían sus frágiles destinos en la Tierra”. Los perfumes se han utilizado y se utilizan en rituales religiosos en diversas épocas y culturas.

FUENTE: Wikipedia